En relación a los últimos post publicados nos hemos dado cuenta de la importancia de que entre franquiciador y franquiciado existan unos canales de comunicación bien definidos y, sobre todo, bien utilizados.
En la teoría se aconseja una comunicación bidireccional fluida entre franquiciado y franquiciador pero vemos que en la práctica muchas veces no existe. Lo habitual es que es franquiciador se dirija al franquiciado para recordarle deberes y obligaciones o para cuestiones de mero trámite derivadas de la relación empresarial: pagos, pedidos, etc… y que se olvide de lo importantísimas que son sus aportaciones ¿Por qué? Por los siguientes motivos:
- Porque el franquiciado le toma el pulso a la calle: el franquiciado está en contacto con el cliente, contacto directo, y sabe lo que le gusta y lo que no, lo que necesita, etc… No hay mejor estudio de mercado para una Central Franquiciadora que este.
- El franquiciado le toma el pulso al negocio: es el franquiciado el que mejor nos puede decir si el sistema informático da problemas, si la logística funciona bien, si las campañas de publicidad están dando resultados, etc…
- Finalmente, porque el franquiciado es un empresario pero antes, es una persona, con una cabeza pensante y como por todos es sabido, nunca se sabe de dónde puede salir una buena idea. Por tanto, todas las opiniones, sugerencias, etc… merecen ser escuchadas y tomadas en consideración primero porque vienen de alguien que se ha tomado la molestia de hacernos saber algo que atañe al negocio, segundo porque esa persona es un franquiciado, lo que le hace merecedor de una especial consideración por parte de la Central y finalmente porque su aportación puede hacer mejorar la empresa redundando en beneficio de todos.
Por todos estos motivos no nos cansamos de repetir que hay que crear fórmulas para que los franquiciados se comuniquen con la Central: reuniones, congresos o de manera más modesta a través de mails y teléfonos. Lo importante es habilitar estos mecanismos y sobre todo, utilizarlos.